Pero, ¿qué significa sostenibilidad? Es satisfacer las necesidades actuales de las personas sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones. Y engloba tres elementos fundamentales que deben complementarse en armonía: la sostenibilidad ambiental, la sostenibilidad económica y la sostenibilidad social. Sin este equilibrio, la Tierra no podrá ofrecernos ni ser lo que hoy es.
Este año, el país anfitrión de la jornada internacional fue Costa Marfil y estuvo centrada en la contaminación por los plásticos. El 2023 es especialmente relevante, ya que es el 50 aniversario del Día Mundial del Medio Ambiente, establecido por primera vez en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1972, instancia que ha llegado a convertirse en el principal vehículo de las Naciones Unidas (ONU) “para fomentar la conciencia mundial y la acción por el medio ambiente”, en la que participan más de 150 países cada año, posicionándola en “una plataforma vital para promover el progreso en materia de los aspectos ambientales de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.
La elección del país anfitrión no es casual, ya que Costa Marfil prohibió en 2014 el uso de bolsas plásticas y, desde entonces, ha apoyado la transición hacia envases, envolturas y embalajes reutilizables convirtiéndose en uno de los países pioneros en fomentar las ventajas de una economía circular de los plásticos.
Abiyán, la ciudad más grande del país y antigua capital, se ha convertido en un centro de innovación enfocado en la lucha contra la contaminación por plástico. Su gobierno, en colaboración con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), está implementando un programa de construcción de escuelas que utiliza ladrillos de plástico reciclado. Incluso un emprendedor francés Eric Becker creó una atracción turística llamada Isla Flotante, ubicada en una de las lagunas de la costa del Golfo de Guinea cerca de Abiyán. En la construcción de esta isla, se emplearon más de 700 mil botellas de plástico reciclado.
Naciones Unidas alerta que cada año se producen en el mundo más de 400 millones de toneladas de plástico, de las cuales la mitad se conciben para una vida útil de un solo uso. Y menos del 10% se recicla. El organismo internacional estima que entre 19 y 23 millones de toneladas de desperdicios plásticos acaban cada año en lagos, ríos y mares. La ONU considera que es posible hacer frente al problema de la contaminación por plásticos si se aprovechan los avances científicos, la innovación y el uso de nuevas tecnologías para adoptar medidas transformadoras.
Se estima que las 11 millones de toneladas métricas que hay actualmente en el océano se triplicarán en los próximos veinte años si seguimos haciendo las cosas como hasta hoy.
La reducción drástica del plástico innecesario, evitable y problemático es crucial para enfrentar la crisis global de contaminación, según constata el último estudio del PNUMA, llamado “De la contaminación a la solución: una evaluación global de la basura marina y la contaminación por plásticos”.
En 2050, las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la producción, uso y eliminación de plásticos supondrían el 15% de las emisiones permitidas, según el objetivo de limitar el calentamiento global a 1.5°C.
La transición hacia una economía circular puede lograr una reducción de más del 80% en la cantidad de plásticos que llegan a los océanos. A su vez, esta transición contribuiría a una disminución del 25% en las emisiones de gases de efecto invernadero y a la creación de 700 mil empleos adicionales, principalmente en las regiones del sur del mundo.
La industria alimentaria como uno de los principales consumidores de packaging, demanda soluciones de envases y embalajes sostenibles. En ese escenario, garantizar la seguridad alimentaria, alargar la vida de los alimentos y conseguir envases sustentables y sostenibles, además de la trazabilidad del producto, son pilares irrenunciables. Para Smartpack, la creación de una nueva generación de envases, inmersos en una economía circular y comprometidos con los ODS marcan la propia hoja de ruta hacia la circularidad y la economía regenerativa.
En Smartpack trabajamos por un desarrollo sostenible. Llevamos 13 años de trayectoria innovando para crear una nueva generación de packaging alimentario, trabajando la interseccionalidad de los tres principios fundamentales: la sostenibilidad ambiental, la sostenibilidad económica y la sostenibilidad social.
Estamos convencidos de que el consumo y la producción sostenibles contribuyen de manera sustancial a la mitigación del cambio climático y a la transición hacia una economía circular con bajas emisiones de carbono.
Porque nuestro desafío es reducir la huella de carbono y alargar la vida útil de los alimentos con soluciones integrales y a medida para nuestros clientes, investigamos las tendencias mundiales para optimizar la oferta de soluciones integradas con foco en la innovación, que permita responder a las nuevas regulaciones con una mirada sustentable y sostenible.
Estamos comprometidos con una nueva generación de envases explorando la monomaterialidad y la reducción de gramajes. Pensamos cada producto desde el ecodiseño, para lograr efectivamente el desarrollo de envases sustentables desde la innovación y el uso de nuevas tecnologías.
Hasta hace poco, la economía global se basó en un modelo lineal, en el cual se obtienen recursos de fuentes supuestamente “infinitas” para producir cosas que, luego de ser utilizadas, se convierten en basura. Esta cultura del descarte asume que los recursos naturales y la resiliencia de los ecosistemas son “infinitas”. Sin embargo, en la naturaleza nada es lineal. Los residuos que se generan son aprovechados por otros organismos de la gran red ecosistémica. La economía circular emula el modelo virtuoso de la naturaleza en los sistemas económicos, donde el ser humano es uno más del ecosistema.
Smartpack está en constante investigación de nuevas tecnologías para alcanzar un grado de reciclabilidad de un 90 por ciento o superior en nuestras soluciones y disminuir el gramaje de los envases sin sacrificar sus características técnicas y atributos.
La valorización de residuos se realiza cuando el producto ya ha pasado a ser residuo. Pero es necesario trabajar previamente en el diseño del producto para mejorar dicha valorización. Por eso trabajamos desde el ecodiseño una nueva generación de envases sustentables, con una gestión responsable de residuos y vinculando cada proceso con la economía circular desde el ecodiseño, generando productos recuperables y aplicables a distintas tecnologías para la reintegración del recurso de forma efectiva en su ciclo de vida.
Es clave en esta ecuación. Se realiza cuando el producto ya ha pasado a ser residuo. Pero es necesario trabajar previamente en el diseño del producto para mejorar dicha valorización. Por eso Smartpack trabaja precisamente desde el ecodiseño una nueva generación de envases sustentables. Investigación, innovación y nuevas tecnologías al servicio de la industria alimentaria. Entendiendo que un residuo es un recurso y la importancia del desarrollo de nuevos materiales, disminución de gramajes y otros avances que permiten desarrollar productos más respetuosos con el medio ambiente, logrando reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, además de cumplir con toda la normativa vigente.
Desde la monomaterialidad (envases que permiten una mayor reciclabilidad y alta eficiencia debido a su bajo consumo de energía y recursos) y la reducción del gramaje (aportado por el uso del ecodiseño en los envases para entregar soluciones en diferentes formatos), entre otras estrategias. Todo, dentro de un sistema de economía circular, es decir, reciclar para aprovechar los recursos que se botan, proponiendo estructuras plásticas que puedan ser reciclables. Esto supone un gran desafío, que es cambiar las estructuras de muchos envases para que puedan ser reciclables y sus residuos reutilizados.